CAPITULO 11
POV LIONARDO
El tiempo del amor existe, aunque nadie lo crea, el tiempo corría
sin poder detenerlo, no podía hacer nada
más que esperar y esperar sus ojos estaban en mi mente, su voz grabada en mi
ser, y su amor estaba hecho para mí.
El reloj corría, los minutos y segundos
cada vez se me hacían más rápido, era imposible detenerlo, aunque fuera un hijo
del tiempo no podía detener el tiempo. Ese maldito reloj de arena avanzaba
dejándome cada vez peor.
Tenía que actuar ya, tenía que demostrar
mi amor a Alina o sería demasiado tarde o tal vez si lo hacía sería demasiado
pronto, no sé qué pasaba no sé cómo actuar esta vez, sería más sencillo si los
hijos del tiempo no estuvieran aquí.
Los pensamientos no deseados invadían mi
mente, no podía escoger a otro ya que yo era el amor de su vida. Aun recuerdo
la primera vez que fue mía, la segunda vez que la vi y la tercera vez que la vi
aquí, caminando por el parque, estaba tan abstraída del mundo que no se dio
cuenta que la seguía. Simplemente la amaba, ella era mi todo, ella tenía que
estar conmigo, cada que la veía sentía como cambiaba, cada que la miraba ya no
había personas a mi alrededor solo estaba ella.
Como quisiera decirle en estos momentos a
Alina que yo te enseñe que era el amor, que nunca amaría como me ama a mí, que
siempre que te enojas ya no perdonas, que eres difícil cuando tienes una idea y
nadie te la saca de la mente, que aun tienes mi olor en tu cuerpo, que jamás te
olvidaras de mi, que siempre me amaras, que cada beso que te daba me decías con
tu mirada que me amabas, por favor Alina, si te das a una oportunidad con ese
hijo del tiempo no te olvides de mí, porque yo en las vidas pasadas fui tu
novio y amigo y que me despertabas con beso cada mañana, ruego escuchar tu voz
en mi oído todas las mañanas diciéndome cosas sobre nuestro hermoso destino.
-no piensa mas amigo mío – no, no podía
ser el de nuevo.
- ¿Qué haces aquí?
-simplemente vine a hacer mi deber, como
todos los…
-te dije hoy en la mañana que te fueras
que podía solo – sabía muy bien lo que quería, quería hacerme estallar de la
rabia.
- no te has acercado a ella, como dije
anoche mi querido amigo, el reloj de arena corre – agarro algo del escritorio
de mi cuarto y me lo aventó – anda, marcarle y dile que quieres salir con ella.
- estás loco…
-no más loco que tu.
El tenía razón, estaba loco, pero por
ella, por tenerla cerca de mí aunque sea por unas horas, la amaba con todo mí
ser.
POV Alina
Que había pasado aquella, cosas
inexplicables, cosas que para mí lo eran todo pero no podía darme el lujo de
pensar positivo aquellas cosas, era tarde, mi corazón ya estaba destrozado, mi cuerpo
y mi alma no reaccionaban, estaba enamorada de un ser que extremadamente me atraía,
el ya pertenecía a mi mundo, pero, ¿Qué pasaba con Lionardo? Yo… yo también lo quería
mas que un simple amigo pero no lo conocía, ¿Qué pasaría si lo escogiera a el?
Muchas veces me preguntado, ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué no soy del típico de
chicas “normales”? Nunca me ah
interesado algo además de lectura y música, es obvio que no soy normal.
Entre tanto pensamiento me quede dormida.
Un momento, ¿Cómo se que estoy dormida?
-tranquila pequeña, nada pasara
-¿mama Rita? –ella otra vez en mi sueño.
- solo ten fe en ti y ten paciencia de
todo, tu solo escucha como tu destino, te habla, no tengas miedo de caminar por
el pasillo de piedras, escala la montaña, porque cada vez se pondrá peor, no
llores cuando estés débil, demuestra valentía y siempre di que si puedes hacer
todo, ahora empieza a caminar y no voltees atrás, o las consecuencias serán
peores. – su voz era serena pero aun así había preocupación en esa voz.
- no entiendo, ¿Qué camino? ¿Qué consecuencias?
¿De qué hablas?
Me señalo con la mano izquierda un
camino, que en efecto eran de piedras
-cierra tus ojos, trata de esconder el
miedo que se apodera de ti, levántate cuando caigas con la frente en alto, llega a la meta y siéntete libre y pura, no
mires atrás, cierra tus ojos y confía en ti.
El viento hacia que mi cabello azotara mi
cara y parte de mis hombros, mi abuela desparecía entre los árboles, tenia
frio, el susurro del viento era aterrador, la lluvia empapaba a caer, la noche cubría
todo, solo alcanzaba a distinguir aquel camino de piedras, pero solo con
mirarlo un escalofrió recorría mi alma.
Los aullidos de los lobos se acercaban,
se escuchaban las alas de unos pájaros, al parecer era una parvada, pero
también se acercaban cada vez, el miedo me consumía, solo tenía dos opciones quedarme
parada a esperar que llegaran los lobos o caminar y afrontar aquel miedo.
Sin pensarlo dos veces empecé a caminar,
las alas se escuchaban más cerca, veía sombras negras paradas en los arboles,
me miraban, sentía su odio, no me percate de que otra parvada venia de mi lado
de derecho, pero estaba vez vi a los pájaros, eran cuervos. Me atacaban y yo
trataba de espantarlos.
-¡hey! ¡Hey! Tranquila Ali – la voz de mi
padre me saco de aquella pesadilla. La mire desconcertada, aturdida todavía de
aquel sueño tan real.
-pero, ¿Qué haces aquí?
- buenos días hija, yo también te quiero
– las notas de sarcasmo se notaban en cada palabra – es domingo hija, hoy no
trabajo – me sonrió, yo solo asentí, aun seguía aturdida por esa pesadilla
Después de que mi madre saliera de mi
recamara decidí ir a caminar un rato, escuchar mi música favorita, eso me relajaba
más que estar en mi casa, la canción de passera
de il divo me saco de malos pensamientos.
Camine hasta el parque que anoche,
justamente en menos de 24 horas estaba aquí, en el mismo parque donde Paolo se
me había declaro, y yo simplemente le dije que no, algo muy adentro de mi me decía
que hice bien, que él no era para mí pero otra parte de mi me decía que lo quería
como a nadie más en el mundo.
Las imagines de la noche anterior venían
a mí, todo eso me hizo parar justamente en la misma banca, observaba aquella
banca que me recordaba todo. Una lágrima recorrió mi mejilla.
-tengo boletos para Il voló - voltee de
para saber de quién era esa voz - ¿vendrías conmigo?
- ¿Oscar? Pero ¿Qué haces acá? –tenia
tanto que no veía a Oscar, para ser sincera no lo recordaba, en mi mente solo
lo ocupaban dos hombres.
- tu abuela me dijo donde venias, -
levante una ceja, mi abuela siempre hacia eso – antes de que te enojes con
ella, déjame explicarte como estuvo todo, ¿está bien? – solo dije que si con la
cabeza – ella escucho una llamada mía, escucho que mi amigo me cancelaba para
el concierto, escucho el nombre de quien se iba a presentar y me dijo que te
gusta mucho todo este tipo de música y además me dijo otras cosas, bueno, me
dijo donde vivías para decirte que me acompañaras, entonces, ¿vienes?
- me encanta...
-Ali – oh no puede ser, era él, no, no lo
quería ver. - ¿podemos hablar?
- hola Paolo, ¿es necesario? – voltee a
verlo directamente a los ojos, pero dos pequeñas heridas estaban en sus labios
y un pequeño moretón estaba en la parte izquierda - ¿estás bien?
- si, María me convenció de ir al doctor,
y cuando María se pone terca, es muy terca
Un teléfono celular nos saco de la plática,
era el de Oscar.
-¿Qué pasa? – exclamo con frustración y
rodo los ojos. - ¿justo ahora? Estaba a punto… lo sé, lo sé, pero tu dijiste
que ya podía acercarme, - unos minutos más de silencio por parte de los tres – está
bien, no me queda otra opción, iré para allá. - cerro los ojos tratando de
relajarse un poco, después de dos minutos los abrió y me vio – pequeña Alina lo
siento, no podemos ir, problemas familiares, nos vemos después – me dio un beso
en mejilla que duro más de lo necesario, voltee a ver a Paolo de reojo y el
cerraba los puños con fuerza – te veo después, adieu ma reine douce* – pude
notar el acento frases pero no entendí ninguna palabra de los que había dicho.
Pasaron cinco minutos desde que se fue
Oscar, los cinco minutos más eternos que había pasado en toda mi vida. Miraba
el suelo, no pensaba en nada, simplemente no quería mirar a Paolo, si levantaba
la vista sabía muy bien que él estaba mirándome, no quería encontrarme con sus
ojos porque perdería toda la barrera que
construí.
-Alina, necesitamos hablar sobre lo de
ayer – él fue el primero que hablo, con miedo levante mi rostro pero mire otra
cosa de su cara que no eran sus ojos, pero fue peor, porque lo mire directo a
los labios, aun recordaba ese beso tan dulce de menos de 24 horas.
Paolo me había besado y con amor, pero yo
tenía miedo, algo me decía que estaba mal lo que pasaba entre nosotros.
-creo que ayer en la noche hablamos lo
suficiente – esas palabras salieron de mi boca sin pensar, me mordí el labio
con nerviosismo.
-no fue suficiente para mi, Alina ¿Qué
parte no entiendes? Yo te quiero como algo más que una amiga y no...
- no Paolo, basta, no digas nada, ayer te
dije todo, las palabras que dije fueron suficiente para mí, lo siento si para
ti no lo fueron. Me tengo que ir, mi hermana me espera para salir – fue una
excusa barata pero sabía muy bien que por mi bien alejarme de él. Sin pensarlo
dos veces di media vuelta y camine hacia mi casa, sin voltear atrás. Era lo
mejor para los dos.
La música alta de mi hermana me despertó,
no entendía el por qué mis padres no se levantaban con esa música.
Camine directamente hacia su cuarto y
entre sin avisar, ella se estaba cambiando, poniéndose el pitufo de medicina*
me reclamo el por qué no toque la puerta pero la ignore, fui directo hasta
donde estaba su ipod y le baje el volumen.
-tengo una hora y media para dormir mas
los lunes y tú me levantas con tu música
a todo volumen, se que entras a las 6:30 pero por el amor de dios Isabel, déjame
dormir – cerré su puerta de un portazo y fui directo a mi recamar a acostarme
pues sabía muy bien que le volvería a subir el volumen a su música. No espero ni dos
minutos cuando su música se escuchaba por toda la casa.
Mi teléfono celular sonó, sacándome de
mis pensamientos y de los insultos que le decía a Isabel en mi mente.
-bueno – mi voz sonó con sueño, lo único
que quería era dormir.
- hola Alina, soy Lionardo - ¿Qué
demonios? ¿Cómo consiguió mi número? Una emoción adentro de mí explotaba. – te
hablaba para decirte que si puedo pasar por ti para ir a la escuela, entonces,
¿qué dices?
- por mi está bien, pero solo hay un pequeño
problema, entro a las 8:40 y tu a las 7:00, así que…
-no te preocupes, paso por ti a las 8, cuídate
mucho – y colgó el celular.
Fui corriendo hacia el living dejando mi
mochila tirada en medio, como siempre no había nadie en la mañana así que solo
tome un jugo de naranja y ya, pero el claxon de un auto sonó justamente al
frente de mi casa.
Al abrir la puerta me sorprendió ver a
Paolo recargado en su Bora, su ojos se iluminaron al verme.
-¿Qué haces aquí? – fui un poco descortés.
-buenos días Ali, vine por ti para ir…
-Paolo, lo siento, yo no sabía, pero…
como lo explico… Lionardo Ferrero vendrá por mi hoy, yo no sabía que ibas a
venir hoy así que lo siento - el solo
volteo hacia la izquierda y miro el suelo, cerró los ojos con frustración y
cerro su mano con fuerza.
-está bien, no es tu culpa, tenía que
avisarte. – volteo hacia su carro y se subió.
Arranco al auto con tanta velocidad que
di un pequeño salto del susto, vi como desparecía de la calle en la esquina, no
sé por qué, pero me sentía muy mal el haber hecho eso.
-¿estás bien? – La voz de Lionardo me
hizo dar otro susto, - Alina, ¿estás bien?
- sí, sí, estoy bien, no pasa nada – aun
no apartaba la mirada de la esquina en la que Paolo había desaparecido. –
sabes, no tengo muchas ganas de ir a la escuela.
- estoy igual, si quieres no vamos – me
tentaba la idea de ir, a pasar un rato con él a solas, pero no podía, ya tenía
muchas faltas.
- será otro día, no puedo por el momento
ya que la faltas me afectarían en la calificación
- como tú quieras Alina, tú eres la reina
y tú decides sobre todo – solo le sonríe y me subí a su moto. Era magnifico
sentir el viento en mi cara, pero aun no dejaba de pensar en Paolo, ¿estaría
enojado conmigo? Pero ¿Por qué?
Sin darme cuenta Lionardo había llegado a
la prepa, me fije en donde estaba en carro de Paolo pero no había ningún Bora,
solo estaban los carros de sus hermanos, María aun estaba al lado de su carro
Beetle amarillo, no se había percatado de que la estaba mirando.
Pero sentía otra mirada penetrante, una mirada
con odio, con frustración y envidia, voltee para verificar de donde provenía
esa mirada pero no vi nada, los arboles de una tienda tapaban el rostro, pero pude
verificar por la silueta de su cuerpo que era mujer. Aun me mirada, sus manos
se cerraban con fuerza, el dolor en mi pecho aumento, sin pensarlo dos veces me
lleve mi mano hacia el pecho, tratando de calmar el inmenso dolor, cerrando los
ojos y respirando profundo, pero no podía, el dolor no cesaba.
-Alina ¿quieres un café? ¡ALINA! – sentí las manos de Lionardo
cubriéndome con un abrazo. - ¿Qué tienes? Dime algo, ¿Qué hago?
- hola Lionardo – la voz de una mujer me
hizo abrir los ojos – por dios, ¿Qué le pasa? ¿Estás bien?,
-Alina, tranquila, nada pasara, respira
como te dijo el doctor – también se escucho la voz de Ángelo. – Carmine, habla
a una ambulancia – ya sabía el nombre de la chica que estaba a mi lado. - ¡NO
PUEDE SER! Se pone pálida, como la última vez.
-¿estás diciendo que no es la primera vez
que se pone así? – la frustración y la impaciencia de Lionardo salía con rodas
las palabras.
- no, no es la primera vez, hace unas
semanas se puso peor y estuvo interna por seis días. Cinco inconsciente y el
otro solo en observación. Carmine, llama rápido
- es lo que hago Ángelo pero me dejaron
en espera.
El dolor se calmaba poco a poco, mis
latidos recuperaban su ritmo cada segundo, pero aun me sentía aturdida.
-estoy bien chicos, no hace falta que
llamen a una ambulancia – les dije después de recuperarme del dolor.
- no, no estás bien, te llevaremos a un
hospital
-Lionardo tiene razón, te llevaremos
- sí, buenos días, quisiera una
ambulan... – arrebate el celular a Carmine y colgué.
-estoy bien, no hagan tanto escándalo, lo
único que quiero es sentarme y descansar.
-yo creo que tiene razón Lionardo y Ángelo,
es mejor que te lleven a un hospital – opino Carmine.
De un momento a otro me acorde de la
silueta de la mujer, mire para verla de nuevo pero había desaparecido, ya no
había nadie, solo se encontraba un grupo de chicos fumando.
-por lo menos si no vas a un hospital te
llevare a tu casa.
-Lionardo de verdad, estoy bien, vamos es
hora de ir a clase.
Entre a aquella escuela que desde hace
dos años la conocía perfectamente, vi que María y estaba ahí, intente caminar
hacia ella pero un mareo no me lo permitió, me recargue en la pared tratando de
calmar el mareo pero fue imposible.
Sentí una mano en mi hombre y vi a María
justamente al frente de mí.
-¿todo bien? – Negué con la cabeza,
necesitaba acostarme - ¿Qué paso?
-un ataque – fue todo lo que dije
- ¡diablos! Otro, llamare a Paolo para
que te lleve a casa – saco su celular del bolsillo trasero y marco los números,
no pude evitar que le marcara cuando intente quitárselo de la mano ya había
marcado. – ya viene para acá. Estaba en la cafetería, así que no tardara mucho.
Mira ya está afuera.
-¿Qué pasa? ¡Por dios Alina!, ven aquí
pequeña, vamos a tu casa – me tome recargue en sus hombros, notaba como los
compañeros de mi salón me miraban y susurraban cosas que no entendía pero me importaba
muy poco – María ¿Qué paso?
- no lo sé, solo llego y se recargo en la
pared, digo que había tenido otro ataque. Es mejor que la lleves a un hospital.
- no, no, por favor, solo llévame a mi
casa Paolo, te lo suplico – no, mas hospitales.
- está bien Ali.
No sé ni cómo le hice para subir a su
carro pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba al frente de mi casa.
-gracias – fue todo lo que dije cuando
abrió la puerta y me dejo en el sofá, los mareos habían cesado un poco.
-me quedare hasta que vengan tus padres –
me sorprendieron esa palabras
- no vendrán hoy, estas en Venecia,
vienen mañana por la noche.
- y ¿tu hermana?
-sale a las seis de la tarde.
-está bien, entonces me quedo, ahora
duerme un poco a lo mejor es lo que te falta
La luz del sol entraba por la ventana,
dándome directo hacia la cara, eso hizo que me despertara, al parecer los
mareos ya había cesado por qué me incorpore para ir a la cocina y tomar un vaso
de agua. Al darme media vuelta vi que Paolo estaba recargado justamente al frente
de mí.
-hola dormilona – solo le sonreí aun con
el vaso de cristal en mi boca, tenía mucha sed. – sabias que te quedaste
dormida a las 9 y son las 3 de la tarde. – no me sorprendía sabia que dormía
mucho solo me encogí de hombros y lave el vaso para dejarlo es su lugar. Di
media vuelta me tropecé con mis propios pies y con mi pequeño cachorro.
Estaba a punto de caerme pero cae
justamente recargada con Paolo. Me quede mirando sus ojos, esos ojos que ayer
había evitado.
-lo siento – salió un susurro de mi boca.
- no entiendo el por qué lo sientes, porque
yo estoy más que encantado de tenerte en mis brazos – me di cuenta que me
acercaba cada vez más el, su brazos estaban en mi cintura, me atraía todo de él.
Sin pensarlo dos veces nuestros labios se
unieron. Por fin lo besaba de nuevo, por fin sentía sus labios contra los míos,
era una explosión de sentimientos.
Mis manos se aferraron a su cabello, atrayéndolo más a mí, nuestro beso aumento
de intensidad, sin darme cuenta empezamos a caminar y fue entonces cuando sentí el sillón en mi
espalda, cada vez, nuestro beso aumenta de intensidad, no me arrepentiría de
estar con él, de entregarle todo de mí, lo amaba, no podía negarlo una vez más,
yo lo amaba.
Su labios fueron hacia mi cuelo besándome
con ternura, y su cabeza se situó en mi hombro respirando agitadamente.
-lo siento – fue todo lo que dijo – es
que me deje llevar por el amor que te tengo – levanto su rostro y me miro, sus
ojos demostraban cariño y amor puro.
-no nada más tú tienes la culpa, yo
también – el rubor en mi mejillas aumentaba.
Se incorporo y se sentó en el sillón.
Hice lo mismo y una vez nuestras piernas se rezaban.
-lo siento de verdad, tú no quieres nada,
así que yo… ¡HA!... de verdad lo siento – sus manos cubrieron su rostro.
-creo que en esa parte te equivocas
-¿disculpa? En que me equivoco, tú ayer
me dijiste que me querías pero que no podías ser nada más que mi amiga.
- tú lo has dicho, ayer, tiempo pasado – sé
que me arrepentiría de estas palabras pero nos esperaba una larga platica en
esta tarde…
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- dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero es falso, el hombre es el único animal que sabe que es la misma piedra - A orillas del rió piedra me senté y llore - Paulo coehlo.
adieu ma reine douce* Adios mi dulce reina
el pitufo de medicina* es el traje azul o celeste ke usan los medicos, aca en N.L. Mex. se les llama asi
adieu ma reine douce* Adios mi dulce reina
el pitufo de medicina* es el traje azul o celeste ke usan los medicos, aca en N.L. Mex. se les llama asi
hola chicas! perdon por tardar pero es que estoy muy, muy ocupada con la tarea, faltan diez dias para que acabe el semetre y mas los examenes que empiezan la el prox. viernes ademas tener que estudiar para el examen de facu, en fin!...
espero que les haya gustado, recomienden el blog mis bellas lectoras
BESOS!
HOla! me encanto el cap...
ResponderEliminarque le pasa a Alina?
quien es esa mujer?
que quieren de ella realmente?
me quedan muchas dudas pero estoy segura que se resolveran muy pronto!!:) eso espero!
entonces se decidio por Paolo?
pfff... ya quiero sabers!
Que le pasara a Lionardo? pfff... tendre que esperar
cuidate y un beso!
xoxo meli
Hooooooooooola!
ResponderEliminarEstoy tan feeeeeeeliz!!
Me encanta me encanta!
A mi me gusta Paolo!
Pero quién era esa mujer?
Por qué le dan los ataques?
Ese sueño!
Me dejas con muchas intrigas!!!!
Me encanta la canción de "Una vez en Diciembre" hace muchísimo que no la escuchaba y cuando escuche que sonaba dije: de dónde viene? Y empecé a buscar por todos lados hasta que me di cuenta :D Es preciosa la película de Anastasia!
Un beso!
SI!!!!!
ResponderEliminarsi!!!!!!
si!!!!!!!
NO ME LO CREO,QUE HERMOSURA ESOS DOS JUNTSO,JUNTOS,JUNTOS POR FIN JUNTOS,SI LO QUE TANTO ESPERE Y SOÑE DE ESTA NOVE SE VOLVIO REALIDA ,PERO AUN TENGO UN PROBLEMIN,NO DEJAS DE GENERARME DUDAS NI UN CAP CON TU NOVE,ES ASI
UN CAP NUEVO=UN DUDA NUVEA
jejej más o menos esa asi el calculo.
Ho y ás con lo de la mujer que no se quien es =(
Bueno te dejo un beso grandotote y ojala puedas publicar prontis.
Camy...