POV Lionardo
Ella no había cambiando nada, después de
todos estos años era la misma, sus ojos aun demostraban tristeza nada
absolutamente nada había cambiando. Su rostro igual de hermoso como una diosa,
seguía igual. Ella no se daba cuenta de toda la verdad, yo estaba ahí de nuevo,
a su lado por tercera vez en mi existencia, y lo volvería a hacer con tal de
estar a su lado. Nuestro futuro ya estaba escrito como todos los años pasados,
esta iba a hacer la última vez que nos íbamos a separar, pero sabía muy bien
que la cuarta vez que nos viéramos ella estaría conmigo para siempre.
Aun recuerdo como la conocí por primera vez. Su hermosa
sonrisa cuando me vio, como se iluminaron sus ojos al saber toda la verdad.
Inicio de Flashback
Aquella tarde era soleada en siglo 18,
ella iba con nana por el pequeño mercado. Las carrozas pasaban por todos lados,
había una distancia de por lo menos 15 metros, ella aun no me había visto, su
mirada estaba perdida con un bebe de la señora que vendía cosas antiguas. Por
un momento la imagine con un bebe de ella a su lado.
-señorita Alina, termine todo creo que es
hora de partir a su casa – la nana le señalo el sol, diciendo que ya era tarde.
- vamos nana, un momento más, ¿en casa
que me espera? Nadie. – de su rostros salió una hermosa sonrisa que ilumino el día
gris que había tenido.
Me acerque por lo menos 2 metros de ella
para dirigirle la palabra.
- si quiere joven dama, la puedo
acompañar a su hogar – ella volteo a ver. Por primera vez vi el cielo en una
mirada de una mujer. Ella era única, era especial.
- sería un honor, pero temo que por este
momento no puedo retirarme caballero – me dedico una sonrisa angelical.
-señorita Ali…-protesto la nana
-nana, por favor, vamos a ver a Claire
Bustamante, tengo mucho que no visto a la familia Bustamante y ellos me fueron
a visitar hace dos semana – la nana abrió su boca para protestar, pero solo se
quedo callada y solo asintió, ella siempre obtenía lo que quería. Como siempre.
Dure días siguiéndola, tratando de saber más
de ella, preguntándole a la señoritas que la conocían, pero solo contestaban
que ella había quedado huérfana 2 años antes y que era de dinero y tenía muy
pocos amigos o más bien no tenía amigos ya que ella decía que no confiaba en
nadie.
Una vez más la vi saliendo de la iglesia
con flores rojas en las manos, su sonrisa se apago cuando me vio y se dirigió a
mi con molestia en su rostro.
-dígame que no me a seguido, acaso piensa
que no me dio cuenta caballero…
- solo vine a contemplar la iglesia,
mañana me retiro de Madrid, me voy hacia Paris…
-por favor no mienta, desde días atrás lo
he visto siguiéndome, acaso piensa que soy…
- bonita, vanidosa, orgullosa, terca y
sobre todo… HERMOSA – un tono rojo apareció por sus mejillas, por primera vez
me sonriera y su felicidad llegaba a sus ojos. – por favor, le pido que me deje
acompañarla a su casa – extendí mi mano hacia ella, por un momento dudo tomarla
pero después de todo la tomo.
El contacto físico hizo que varios
sentimientos atravesaran todo mi ser. No tenía
miedo de lo que iba a pasar pero iba a disfrutar cada momento que pasara
con ella.
-y dígame. ¿De dónde es?
-mi familia viene de Inglaterra, pero yo
no soy de ninguna parte. Solo estoy aquí para cumplir con mi deber
-¿Cuál es su deber? - ¿Qué le tenía que
responder? ¿La verdad? Si claro que la verdad.
- mi deber… es estar con una mujer
hermosa, claro primero necesito conocerla para cumplir con mi deber.
- ¿mujer? – un tono de sorpresa se
escucho en su voz
- sí, creo que usted la puede conocer,
pues la eh seguido por mar y tierra para saber de esa mujer, mi ojos se
iluminan con solo verla, mi labios
mueren por probar sus labios, mi cuerpo la desea, y sobre todo lo más pequeño
pero no lo menos importante, mi corazón late cada vez por ella, por verla con
esa alegría de siempre su escuchar su hermosa voz. Sé que yo no soy nadie para
ella pero ella para mí lo es todo. Su sonrisa. Sus ojos, sus dulce y hermosa
voz iluminan día haciendo que cada vez que la imagino ella está ahí, en mi
mente. ¿La conoce? – me sorprendió como tenía su rostro, era emociones de
desilusión, tristeza y asombro.
-debe de estar muy enamorado para hablar
de una mujer así, me temo que no la conozco, pues no me ha dicho el nombre de
su bella mujer
- se equivoca señorita, esa mujer la
conoce muy bien, son muy buenas amigas – la mire por el rabillo de mi ojo,
estaba pensando, analizando si la conocía – no piensa señorita Alina, la conoce
muy bien, porque es mujer es usted.
Fin de flashback
Alina ya estaba al frente mío, de nuevo
estaba en mi vida, pero aunque me cueste aceptarlo se iba a alejar de mi tarde
o temprano pero disfrutaría los momento al estar con ella.
-Lionardo, pero ¿Qué haces aquí? – su voz
me saco de mi recuerdo.
- si quieres me voy, vengo a estudiar
pero debido a que no quieres que este aquí, me retiro.
- no, no, no, yo no trate de decir eso –
un mueca de arrepentimiento estaba es su fina boca.
- no te preocupes Alina, era una broma –
la tome por la barbilla haciendo que me mirara a los ojos. Me perdí en ellos,
¡claro!. En todos estos siglos que la eh visto me pierdo en ellos.
Alguien se aclaro la garganta, me aleje
de eso hermosos ojos tratando de sobreponerme, no estábamos solos, había más
personas.
-Alina, ya es hora de entrar a clases –
voltee a ver de dónde venía esa voz de hombre, al lado del Bora blanco había
dos hombres y una mujer. Lo mire con cara de pocos amigos. ¿Cómo se atrevía a
hablar así? ella era su Reyna.
- Paolo creo que aun sobra tiempo para
platicar, llegamos muy, muy, a tiempo – le sonrió, los celos me invadían, ella
no podía sentir amor por nadie más que no fuera por mí, por un momento desee
que esa sonrisa fuera para mí – lo siento Lionardo, ellos son Paolo, Romeo y María
Peralta. Ellos también empezaron este semestre aquí.
- mucho gusto – aun no le quitaba la
mirada de odio a ese tal Paolo.
La mujer de cabellos negros se acerco a mí,
con solo mirarme durante tres segundos dijo:
-te me haces muy familiar, ¿te eh visto
en alguna parte?
- por supuesto que no, vengo de España, así
que no lo creo. – trate de no perder la sinceridad de mi voz pero todo fue en
vano, mis nervios se apoderaron de mi voz.
- y… ¿en qué grupo estas? – Alina noto la
tensión que nos rodeaba así que hablo para suavizar las cosas.
- según mi hoja de registro en el grupo:
417 y ¿tu?
- 431
- estás conmigo Alina – la joven que me
pregunto si me había visto en alguna ocasión estaba con Alina, esto no me
gustaba nada, se darían cuenta de quien soy, pues yo sabía muy bien que ellos
eran hijos del tiempo.
- Alina, te veo en la salida o en el
descanso.
-hasta luego Lionardo.
- sabes algo, mejor me voy, no me siento
muy bien como para entrar a clases – una nota de preocupación estaba en sus
ojos, su mirada me lo decía todo, rogaba por que no me fuera. – hasta luego –
le di un suave beso en la mejilla, duro más de lo que un beso normal duraría.
- cuídate, te veo mañana – con un dolor
en mi pecho por despegarme de ella me aleje, directo hacia mi moto, me dolía
dejarla, pero solo seria por unas horas, si aguante un siglo podía aguantar más
tiempo.
El viento en mi cara ahora era alegre, de
nuevo estaba con ella, de nuevo ella estaba a mi lado, pero algo rondaba en mi
cabeza, una idea loca, ¿Qué pasaría si ella no quisiera estar conmigo? Si ella escoge a otro me dolería el alma, ya
no sería inmortal, sería un simple humano sin ella a mi lado.
Sin darme cuenta llegue a mi destino, a
la que era mi casa desde hace tres años. El ya me esperaba en living de mi
departamento, me observo por menos de 10 segundos para darse cuenta de mis
emociones, desvié mi mirada, sabía muy bien que el ya había visto todo.
-sigue igual de bella que la veces
pasadas – me mordí la lengua*, no quería pelear de nuevo, mas de una vez
hablaba de su belleza y eso me molestaba demasiado, – tranquilo, yo solo estoy
aquí para orientarte.
- ya lo hiciste los años pasados, se me
de memoria las reglas, como debo llegar a ella, como debo hablarle sobre
nosotros, creo que lo sé muy bien, así que por qué no te retiras. Esto ya…
- no cantes victoria Lionardo, no eres el
único que quiere estar con ella – ¿pero de qué diablos habla? Yo soy el único
que debe estar con ella. – no es así amigo, hay más personas que quieren estar
a su lado y no precisamente como amigos.
- ¿Quiénes son ellos? –mi voz se elevo
mas al pronunciar esa palabras, eran ellos los que me querían alejar de mi Reyna.
- todo a su debido tiempo, pronto te darás
cuenta pero te diré un solo nombre porque son más de dos – no puede ser, mas de
dos hombres querían estar con Alina – Paolo Peralta, el hijo del tiempo que
siempre está con ella.
- ¿Cómo sabes eso? Ese tal Paolo ni le
hablo mientras estaba con ella.
- Paolo aun no se da cuenta de sus
sentimientos, pero pronto mi querido amigo sabrás de lo que te hablo.
- habla más.
- ya es tarde, tengo que hacer mi deber,
hasta luego Lionardo – en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba en living, me
había quedado solo, solo con mis pensamientos.
Me recosté en el sillón blanco del
living, odiaba sentir celos, pero ella era mía, solo mía, todos estos años era mía.
Una vez más me deje llevar por los
recuerdos de los años pasados que estaba con ella, en como en una ocasión, una
solo ocasión había cumplido mi deseo, ser padre, pero me arrebataron ese
hermoso deseo cuando los asesinaron.
Ella tenía que estar con migo, ella me tenía
que amar a mí, solo a mí, e iba a luchar por ella, por nuestro futuro.
Sin darme cuentas eran las 12: 40 en
menos de media hora ella iba a salir, la
tengo que ver de nuevo, la tengo que tocar, simple mente no puedo estará sin
ella.
Baje rápido hasta el estacionamiento,
sino respetaba los señalamientos de transito podía estar ahí a tiempo.
Y así fue, llegue justo a tiempo, la
mayoría de los alumnos ya habían salido.
-tú eres el nuevo, mucho gusto, me llamo Carmine
Bianchi, ¿y tú eres? – una voz femenina me interrumpió justo cuando iba a
buscarla.
- Lionardo, Lionardo Ferrero, mucho
gusto.
- ¿buscas a alguien? – ahora fue una voz masculina
la que hablo, lleve mi mirada hacia ellos, eran dos personas, la mujer era de
estatura pequeña, su piel era blanca
como la nieve, sus ojos eran azules, cabello castaño oscuro, era bella, muy
bella. Y el hombre era de mi estatura, se veía que pasaba tiempo en el gym, su
rostro estaba muy definido, cabello castaño y ojos café oscuro, se me hacia
conocido pero no sabía de donde.
- busco a una amiga, la acabo de conocer,
pero…
- vamos Paolo, solo será un rato, además
en mi casa no me espera nadie – mire justamente hacia la puerta de salida, sus
voz era única, era igual de testaruda como siempre, hacia un pequeño puchero
para que Paolo le hiciera caso. Un momento. El era Paolo.
- Ali, ya te dije que no, tu madre…
- mi madre, mi madre, mi madre, ya te
dije que ella no se dará cuenta, solo un helado y me dejas en mi casa, además
tus hermanos vendrán con nosotros. ¿Cierto?
- lo siento Alina, tengo tarea es mejor
que me valla
- pero María, solo será media hora.
- la mujer negó con la cabeza y se
despidió de todos y se fue hacia su coche.
- ¿Romeo?... tu no me puedes fallar,
además…
- claro que si Alina, yo voy – volteo a
ver a Paolo que negaba con la cabeza - ¡rayos! Se me olvido que tengo una junta
de futbol americano en la tarde, será
para otro día. Nos vemos chicos – el hizo lo mismo que la joven y se fue.
- Paolo solo será un momento
- ya te dije que no Ali
Me acerque a ellos, silenciosamente.
-pero
- si quieres yo te puedo llevar – me
acerque a su oído y le susurre muy delicadamente, la mirada de Paolo me atravesaba,
ella volteo hacia atrás y me sonrió.
- eso… eso sería genial, ya que Paolo no
me quiere acompañar.
- Ali, no es eso…
- dos cosas Paolo, una: ya te dije que no
me dijeras Ali. Dos: no me quieres acompañar y Lionardo sí.
- Alina, sabes muy bien que esta enferma,
no puedes…
- amigo tranquilo, yo la cuidare – una
vez la mirada de Paolo me fulminaba, era como si quisiera matarme.
- ya te dije que no, que ella se va a su
casa a descansar – Paolo la tomo por la muñeca, muy sorprendida Alina me miro,
al parecer era la primera vez que Paolo hablaba así.
- suéltala, la estas lastimando, ¿Qué no te das cuenta? – mis músculos se tensaron, quería
arrancarle la vida, estúpido hijo del tiempo.
- te dije que se va conmigo – empezó a
caminar con Alina tocándole los talones, Alina estaba callada, la conocía bien,
tenía miedo, no sabía que decir.
- y yo te dije que ella se va conmigo –
me acerque más a ellos, deteniéndolos justo a medio camino del Bora blanco.
- ¡BASTA! – por primera vez en la pelea
Alina hablo – no me vio con ninguno. – a como pudo se solto del amarre de Paolo
– los veo mañana en clase. ¡Angelo! – el joven que había dejado hablando se
acerco a ella, al parecer se conocían. - ¿me puedes llevar a casa?...
- Alina – el tono de suplica de Paolo me
irrito, ¿Cómo era posible que se comportara asi con ella?
- no, basta Paolo, te veo mañana. ¿Ángelo?
– la voz de Alina se eleva por su enojo.
-por supuesto que te llevo – el tomo la
cosas de Alina y se alejaron, se subieron al gran Camaro* del año de color rojo
y desaparecieron de mi vista.
- idiota – fue todo lo que escuche y fue suficiente
para hacer que mi ira y mis celos se elevaran por los aires.
- ¿Qué me acabas de decir? – me acerque
hacia Paolo, ya era suficiente, lo iba a
matar.
- lo que escuchaste, o ¿estás sordo? Aparte
de idiota eres sordo…
- no me conoces, así que mejor guarda tus
insultos para ti, ella es mía – las últimas palabras salieron sin pensarlo
- ¿de qué hablas? Ella no es un trofeo. –
el tenia razón, ella no era un trofeo, pero era mi Alina.
Escuche otros insultos mas, pero solo me quería
despegar, olvidar todo, lo deje hablando y me fui directo hacia la moto, una
vez más me iría sin ella. Sin mi Reyna.
POV PAOLO
El muy idiota se fue, creo que fue lo
mejor ya que no quería tener problemas con Alina.
No dejaba de pensar en ella, ella era
distinta a todas las humanas, ella era especial.
-será mejor que te alejes, ella no es
para ti – una voz me saco de mis pensamientos. – soy Carmine por si te lo
preguntas, y te doy un consejo, ella no es para ti, aléjate antes de que te
enamores mas.
- yo no estoy enamorado – o ¿sí? Esa pegunta
estaba en mi cabeza desde hace dos semanas.
- por supuesto que lo estas, veo como la
miras, como la proteges, como la abrazas y sobre todo, como vez sus labios.
- no era cierto, yo solo la quería como amiga.
- no se dé que hablas – me di media
vuelta y camine al Bora y me subí, no era tiempo de enamorarme y menos de una
humana.
Pero Carmine se acerco a mi ventana y se
inclino.
-hay otras chicas que quisieran estar
contigo, pero ella no es para ti, no lo hago por alejarte, pero toma en cuenta
este consejo de una vieja antigua amiga: no te enamores de ella o será tarde
para todo.
La ignore y avance a toda velocidad sobre
el estacionamiento, vi por espejo retrovisor como Carmine se quedaba para en el
lugar que la deje.
Al llegar a casa me sorprendí por lo que
vi, María y Romeo estaba arreglando sus cosas.
-no es lo que crees – dijo María – iremos
a trabajar, volveremos hoy en la madrugada, ya sabes que no podemos dejar el
trabajo tirado y a ti te toca ir pasado mañana.
- hermano sabes una cosa, te quedaras
solo en la casa, escuche que los jóvenes humanos de ahorita les gustan las
fiestas sin adultos. – por primera vez en años no le seguí la broma a Romeo.
- María podemos hablar – fue todo lo que
dije pero al parecer mi rostro lo decía todo. Ella solo asintió y me siguió hasta
mi cuarto.
- ¿Qué pasa? – fue todo lo que dijo.
- no sé qué me pasa – la mire pero ella
me hizo un gesto con la mano para que siguiera-son cosas que no explico, todo
en mi ha cambiado.
-respecto a Alina, ¿cierto? – creo que ya
se daba una idea de lo que le iba a decir –prosigue.
- mis sentimientos son confusos, Alina no
la saco de mi mente, el solo hecho de pensar que se fue con Ángelo me… pone a
hervir la sangre, me siento desesperado, he analizado esto todas las noches,
pero no encuentro en el motivo del porque siento esto.
- Paolo, y te lo dije una vez y te lo
vuelvo a decir, estas enamorado.
- pero…
- Paolo, te sientes son inquietud al no
saber nada de ella, la miras con cariño, odias a todo hombre que la ve, no la
sacas de tu mente en más de 5 ocasiones por semana sueñas con ella a eso se le
llama… amor – ella tenía razón en todas las cosas – pero ten cuidado ya viste a
los ángeles negros, así que cuídala.
- lo se muy bien.
- ten cuidado con lo que sientes – dio
media vuelta y se retiro de mi cuarto
Ella tenía razón, tenía que aceptarlo de
una vez por todas, estaba enamorado de
Alina Vianni.
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-pero ¿Cómo pudiste creerme? Después de
las miles de veces que te dije lo mucho que te amaba ¿Cómo pudo una simple
palabra romper tu fe en mi? – Edward Cullen – luna nueva.
-me mordí la lengua* - expresión que significa quedarse callado para no insultar
Cámaro* : carro deportivo
-me mordí la lengua* - expresión que significa quedarse callado para no insultar
Cámaro* : carro deportivo
gracias a las nueve seguidoras, por los premios que me han dado y gracias por leer, recomienden por favor, y cometen y pasen por este nuevo blog que me gusto mucho:
recomienden el blog! se cuidan mucho y besos!